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Premisa de las Masacres

Perejil

En octubre de 1937, el general Rafael Trujillo dio la orden a su ejército de asesinar a todo aquel cuerpo negro presente en los territorios de su frontera, que con dificultad pronunciara la trivial palabra “perejil”. Ya había comenzado ese año a fortalecer los alambres y bloques de concreto que dividían su territorio dominicano con el vecino haitiano, sin embargo, fue hasta ese mes que sus acciones se harían sentir con crudeza en el río que divide al creyol del español, al “africano” del “europeo” y al “bárbaro” del “civilizado”.

Durante las últimas veinticuatro horas el pueblo haitiano en la frontera ha estado aprendiendo a decir “perejil”. Una palabra banal. Una hierba de cocina. Si la puedes pronunciar bien, bueno, eres dominicano, “blanco de la tierra”, y los soldados presentan armas: “¡Guardia, salud!” Pero si la r merodea a la i, si la j absorbe la l, la p cojea hasta la r, la e queda atrapada en la j, o si la p, la l, la r se dislocan, se aglomeran, se agarran entre sí, se deshacen, empiezan a agredirse, se irritan, entonces eres haitiano y estás listo para el pelotón de fusilamiento: “¡Guardia, fusílelo!”. René Philoctète. Massacre River.

Un total de 5000 fueron asesinados por los fúsiles, machetes y cuchillos de la fuerza armada dominicana, en nombre del desarrollo y en contra de la “haitianización” de su “higiénica” nación heredera de la razón y el orden civilizatorio español. Mientras que el dictador ejerce discursos nacionalistas, en las riberas de la frontera, de norte a sur, de río a río, los uniformados utilizan el radar del racismo para identificar a los “posibles extranjeros” remplazando el registro de nacimiento por el sentido fonético.

¿Qué diga amor? ¿Amor? ¿Odio? Háblame de las cosas que el mundo todavía tiene que comprender de veras, del signicado instantáneo del llamado de un pájaro, de los pensamientos secretos de un niño en el vientre de su madre, de la medida del tiempo rítmico de cada hombre y la exhalación de cada mujer, de los colores verdaderos del interior de la luna, de los milagros grandes en las cosas pequeñas, los misterios profundos. ¿Pero perejil? ¿Fue porque era tan usado, tan común, tan al alcance de la mano que todo el que deseaba una ramita podía hallarla? Usábamos perejil en nuestra comida, nuestros tés, nuestros baños, y para limpiar las entrañas de nuestro cuerpo, así como el exterior. Quizás el Generalísimo, en otro sentido, trataba de hacer lo mismo con su país”. The Farming of Bones, de Edwidge Danticat.

Así como se limpiaban los órganos digestivos, en los ríos los cuerpos flotaban con el fantasma de que su última palabra fue aquella que posiblemente en su idioma materno pudieron recitar de adelante para atrás y viceversa, la misma que en la lengua del dictador, suena a miserable.

El general Rafael tenía la costumbre de pasarse las manos por la cara, era típico gesto de cansancio o de calor, pero cada vez que los vecinos de Dejabon veían como se levantaba las gafas para arrastrar sus manos desde la frente hasta la boca, había un murmullo “se está quitando los fantasmas de los haitianos que ha matado”. David Marcial.

Bananeras

Paralelos

“Masacre del perejil”2- 8 octubre 1937"

-Haití, República Dominicana. Río Masacre, Dajabón/Dunort-st

-A cargo del presidente Rafael Trujillo

-Territorio con presencia afro

-Inestabilidad del total conteo de asesinados por parte del gobierno

3-8, 5000-3000 cuerpos

-Masacre nombrada con una hierba aromática/condimento

-Sin indemnización para las familias de las víctimas

-Una de las razones para la masacre fue el reclamo de derechos por parte de los trabajadores de fábricas (levantamiento de una estabilidad económica obrera). Se deseaba controlar el flujo de exiliados políticos e ideas de contenido reivindicativo obrerista.

“Masacre de las bananeras” 5 y 6 diciembre 1928

-Colombia. Magdalena, Ciénaga

-A cargo del presidente Miguel Abadía M

-Territorio con presencia afro

-Inestabilidad del total de conteo de asesinados por parte del gobierno

50-70, 30.000 cuerpos

-Masacre nombrada con una planta frutal/verdura

-Sin indemnización para las familias de las víctimas

-Una de las razones para la masacre fue el reclamo de derechos del trabajador (sindicato haitiano), para el bienestar del obrero.

Preguntas sobre el desarchivo

Dominicanos: “El corte”

Haitianos: “El apuñalamiento”

Perejil- Pési

¿Cuántas veces fue pronunciada la palabra perejil? Una performance de la muerte.

 

Fragmentos de Venus en dos actos. Sadiya Hartman

“¿Cómo es que uno rescribe las crónicas de muerte narradas y anticipadas, como una biografía colectiva de los sujetos muertos como una contra historia de lo humano, en tanto práctica de libertad?”

“Para mí, narrar contra-historias de esclavitud ha sido siempre inseparable de escribir la historia del presente y con esto quiero decir la historia de un proyecto de libertad incompleto, y de la precaria vida del ex - clavo…”

“¿cuáles son los protocolos y límites que dan forma a las narrativas escritas como contra-historias (…) en contra de los riesgos que representa el reiterar discursos violentos y reproducir otra vez rituales de tortura? ¿cómo puede uno re-visitar la escena de la sujeción sin replicar la gramática de la violencia?”

“¿Con qué propósito abre uno el ataúd y mira a la cara de la muerte? ¿por qué arriesgarse a la contaminación que conlleva repetir las maldiciones, obscenidades (…) por qué llevar a los muertos a vivir nuevos peligros y a experimentar un nuevo orden de violencia?”

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